martes, 10 de junio de 2014

Black Gun: tercera parte

Al final e conseguido terminar el proyecto que tenia entre manos mucho antes de lo esperado, y por eso traigo hoy la tercera entrega de Black Gun, en la cual empieza una nueva rama de la historia que se ambienta en el pasado. Dicho esto, espero que lo disfrutéis tanto como yo lo e echo escribiéndolo.


La sala de espera era espaciosa, un televisor de ultimo modelo emitía un nuevo episodio de Mr.Bean
que ninguno de los presentes miraba. En las sillas de la habitación estaban sentados dos hombres con claros síntomas de nerviosismo (uno de ellos no paraba de morderse las uñas y el otro apretaba fuertemente un mechero) y una mujer con una expresión neutra en la cara y la mirada perdida.
De pronto se abrió la puerta de la sala provocando que los dos hombres dieran un pequeño respingo al ver a una mujer vestida de enfermera asomarse a la sala.
-¿Andrea?-pregunto con una cálida voz y miró a la mujer la cual se levantó- adelante por favor.
Andrea recogió su chaqueta y su pequeño bolso y se dispuso a salir de la estancia.
-Buena suerte-susurro el hombre del encendedor.
-Si estoy aquí es por que no tengo- respondió la mujer mientras abría la puerta y salia al pasillo.
La enfermera le sonrió amablemente y caminó hasta llegar junto a una puerta transparente que dejaba ver su interior en el cual había una ducha desinfectante.
-Cuando entre quítese la ropa y déjela en una esquina, al otro lado encontrará ropas esterilizadas, después continúe y entre en la siguiente estancia, la recibirán enseguida.-dijo jovialmente la mujer.
Andrea entró en la pequeña cámara, se desnudó dejando ver un joven cuerpo de veinte años, se soltó su melena color azabache y empujó con el pie la ropa a una esquina. La ducha se accionó de golpe, sobresaltándola y congelandole el cuerpo con un vapor blanco que terminó tan abruptamente como empezó. La puerta contigua se abrió y la joven recogió y se vistió con ropa interior impecable y un camisón sin mangas, avanzó hasta la puerta y la abrió con seguridad.
Al entrar observó una mesa con dos sillas y una camilla junto a ella, pero se sorprendió al ver también un extenso laboratorio separado de la estancia por un cristal que permitía ver a varios científicos moviéndose de un lado para otro.
-Bienvenida, por favor siéntese y firme el acuerdo de confidencialidad- le dijo un hombre con una mascara que le cubría la boca y la nariz y vestía un uniforme de médico.
La mujer apartó la silla, garabateó una firma en los documentos sobre la mesa y se tumbó en la camilla, el hombre hizo un gesto a uno de los científicos, el cual asintió y le pasó por una pequeña obertura del cristal una jeringuilla con un liquido totalmente negro en su interior.
-De acuerdo, le administraremos el fármaco D-324, le administraremos una dosis muy pequeña de dos mililitros y repetiremos el proceso semanalmente durante un mes que debería aumentar levemente su musculatura y mantenerla en un estado de alerta pasajera.¿Lo a entendido?- dijo el hombre de la mascara.
-Perfectamente.¿Me dolerá?- susurró Andrea y se avergonzó de la pregunta al instante de formularla.
-Es como una picadura de abeja, pero no se preocupe, no suele durar mas de tres segundos- dijo el hombre mientras preparaba la inyección.
Andrea supo que sus palabras habían sido mentira justo cuando el fármaco entró en su torrente sanguíneo, el dolor se le alargo durante interminables segundos en los cuales empezó a experimentar un calor intenso por todo el cuerpo.
-Puede marcharse, vuelva el lunes que viene, o iremos nosotros a buscarla, el dinero acaba de ingresarse en su cuenta.Hasta la semana que viene-ordenó el doctor el cual se había quitado la mascara dejando ver el rostro de un hombre joven de cabello castaño y unos rasgos duros y perfilados
La mujer parpadeó unos segundos, se incorporó y aun aturdida salió de la sala.
El hombre escribió unas notas en una libreta y se giró para hablar con uno de los científicos.
-¿Es ella?-dijo el hombre recogiendo la jeringa y arojandola a una papelera.
-Si, ella es el futuro-confirmó el doctor guardando su libreta en un cajón del escritorio de la sala.
-¿No cree que diez mililitros la mataran antes de que salga del edificio?-preguntó el hombre
-No, a ella no-dijo el doctor abriendo una carpeta que había sobre el escritorio- tiene la ventaja de que comparte la carga.
De la carpeta sacó el historial médico de la joven, pasó a la ultima pagina y sonrió ante la palabra “embarazo”.

2 comentarios:

  1. ¡Mo ulv! Quedas nominado a los premios Liebster Award y a los Premios Dorados! ;) Aquí estan las preguntas y las reglas: http://liberacionentreletras.blogspot.com.es/2014/06/la-pequena-ninfa-nominada-los-liebster.html

    Jeg elskar deg!!

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  2. Quedas nominado además, a los Best Blog! Ale, tienes trabajo ;)

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